La jugada de gallos, es tan antigua como el mundo.

Las peleas de gallos son una expresión de la cultura popular de muchos pueblos en el mundo y México no es la excepción.
Las peleas de gallos como entretenimiento, recreación y parte de nuestra cultura en México, se remonta a los años 1700.
Aunque no hay registros que señalen la fecha exacta de la introducción del gallo de pelea a México, se deduce que debió ser con la llegada y expansión de Hernán Cortes a Cuba, en dónde se importó esta tradición desde España y Santo Domingo, a los países del caribe. Debido a la gran afición existente a las peleas de gallos, los relatos no diferencian la cría de gallos de pelea de otros usos. El historiador Morales Padrón hace saber lo siguiente: “durante la colonia cualquier acto político, festividad, natalicio, cumpleaños de la familia real y de otros eventos se aprovechaba para organizar diversiones para todas las clases sociales. A estas asistían todos, desde el virrey y su esposa, hasta las clases más bajas, en dónde eran espectadores de las peleas de gallos”. En 1794 se construye la plaza de gallos de San Agustín de las Cuevas, hoy llamado Tlalpan en el Estado de México. Cuatro años después, en 1798 se construye el palenque en la calle de Moras en el centro de la Ciudad de México. Don José de Iturrigaray llego como virrey de la Nueva España en 1803. Este mandatario era aficionado a los gallos de pelea y asiduo asistente al palenque de San Agustín de las Cuevas. La lucha por la independencia no fue obstáculo para continuar con las peleas de gallos. En el año 1828, el Sr. Don Luis Ruiz Larios, redacto un reglamento para las peleas de gallos, el cual fue aceptado por todos los empresarios, soltadores y múltiples aficionados, este fue conocido como el Reglamento de Guadalajara o Jalisco. En 1839 llego el primer Embajador de España a México, Don Ángel Calderón de la Barca, junto con su distinguida esposa, quien tenía habilidad para escribir narraciones, entre las cuales destaca una carta que envió a su familia en Boston; sus escritos fueron editados por la Editorial Porrúa, “La Vida en México”, la cual tiene unas escenas de su visita a la hacienda del Lencero, propiedad del entonces General Antonio López de Santa Anna.
Esta es una cita que describen la gallera del General Antonio López de Santa Anna: “Vimos después de visitar las oficinas de las dependencias, al caballo de batalla predilecto del general, un viejo corcel blanco, quizás un filósofo más honesto que su amo; varios gallos de pelea criados con especial cuidado, ya que los gallos de pelea son una de las diversiones favoritas de Santa Anna”. Ya para mediados de los años cincuenta, principios de los sesentas, personajes destacados de la política en México, como Gonzalo N. Santos (1897-1978), político conocido ampliamente con el nombre de “Alazán Tostado” era gran aficionado a las peleas de gallos y en especial a los gallos de color blanco.
Otro personaje destacado en la gallística mexicana, y quizá el más famoso criador de gallos en México, tanto en volumen de producción, como en calidad de sus aves, fue el Seños Héctor (Tito) Chapa.

Patriarca de una familia gallística de abolengo, Don Tito ha sido todo un símbolo dentro de la gallística nacional y su legado continua por sus hijos Roberto y Héctor (Tito) Chapa del Rancho Chintón y Eduardo (Lalo) Chapa del Rancho Dos Cañones, ambos ubicados en Panuco, Veracruz.
Es importante hacer énfasis en la época de oro de las peleas de gallos en Estados Unidos, esta tuvo lugar entre los años 1950 al 2000, surgiendo figuras de criadores que hoy en día son leyendas y a los cuáles se les rinde tributo al tener alguna línea de aves de combate, su apellido o apodo, esto es bien visto y valorado a nivel mundial. Estos criadores de Estados Unidos se convirtieron en leyendas, gracias a los triunfos que obtuvieron con sus líneas de aves en diferentes eventos de relevancia nacional e internacional, en dónde algunos de ellos lograron recibir el más preciado trofeo, que es ser reconocidos como “CRIADOR DEL AÑO”.
Sin embargo, es inaudito que en pleno Siglo XXI, la Gallicultura de México se encuentre en buena medida ensombrecida y en cierto modo, esté desvalorado el trabajo que realizan los criadores de aves de combate. A lo largo de la historia de la Gallicultura Mexicana, los empresarios de palenques, los propietarios de partidos y los criadores, en buena medida han sido cómplices del descredito que tiene el gallo nacido en México, esto debido a que en pocas ocasiones se construyen escenarios o eventos en los cuales se pueda apreciar fehacientemente la calidad de las aves y sobre todo brindarles un reconocimiento palpable.
Del año 2010 al 2020 en México se han realizado eventos importantes, los cuales logran aglutinar 300 o más partidos, de estos 1/6 parte podrían ser criadores y el resto jugadores, por lo que los resultados tuvieron un disminuido impacto en la Gallicultura.




